Bajando la Cuesta del Obispo, hay un valle sorprendente que obliga a los viajeros a parar y realizar una breve caminata. Allí, unos peñascos de color terracota sobresalen entre el verde, y en su interior se forman pequeñas lagunas naturales. Es un lugar de avistamiento de cóndores, ya que sobrevuelan bajo y descienden a tomar agua.

Para acceder al valle hay que tomar un desvío de 4 km desde la RP33, donde se encuentra la cabina de los guardaparques.