Al descender desde el Mirador de Paramillos unos pocos km hacia el valle de Uspallata, puede vislumbrarse las minas de Paramillos. Y entre ellas, la llamada Ciudad Fantasmal, nombre artístico que hace honor a las ruinas de un caserío, que pertenecía a una antigua población minera. Se ven restos de viviendas que pertenecieron a quienes trabajaban en el lugar y construcciones de piedra, que por sus características arquitectónicas podrían haber pertenecido a asentamientos jesuitas, aunque no existen datos muy precisos.

Se estima que estos misioneros fueron quienes descubrieron, a principios del siglo XVII, que los suelos de la zona eran ricos en minerales y comenzaron su explotación hacia 1640. Luego de la expulsión de los jesuitas de América, la explotación minera pasó a manos de los españoles, y luego a inversores ingleses que, más tarde, con el comienzo de la Guerra de Malvinas, dejaron la Argentina.

Las minas fueron desactivadas hasta que comenzó a promoverse el turismo minero, con un interesante paseo por los túneles. Entre rocas y minerales, con cascos y linternas, los guías llevan al visitante hacia un mundo de pasadizos y laberintos que recorren trayectos de vías, carros y pozos, siguiendo las huellas de los antiguos obreros.

En el lugar existen diferentes opciones de turismo aventura: trekking minero, trekking minero con rapel, tirolesas y servicio de comidas.