Ascendiendo desde Valle Grande hasta la Villa de El Nihuil, se encuentra un serpenteante camino consolidado, El Cañón del Atuel, presencia viva de los orígenes del mundo, en el que se conformaron las más variadas esculturas naturales. Quienes recorren estos paisajes geológicos quedan maravillados por las numerosas y variadas figuras que el viento, el agua y el tiempo fueron tallando: Museo de Cera, Sillón de Rivadavia, El Lagarto, Los Viejos, Los Monstruos, la Ciudad Encantada, El Mendigo, Los Jardines Colgantes, Los Monjes, entre otros, así como una cadena de embalses y centrales hidroeléctricas que alimenta el mismo Río Atuel. Estas impresionantes formaciones son majestuosas paredes, en tonos rojizos, amarillentos, ocres y grisáceos, donde el turista libera su imaginación para descubrir innumerables formas de animales, objetos diversos o rostros humanos.