El origen de este edificio se remite a un concurso realizado en 1916 para la construcción de la casa matriz del BROU, en el cual obtuvieron el primer y segundo premio los arquitectos Veltroni y Lerena Acevedo, respectivamente. Posteriormente, luego de haberse extendido el predio de intervención, ambos elaboraron un nuevo proyecto en conjunto, que culminó su construcción en la década de 1930, en pleno auge del Movimiento Moderno.

El edificio es de carácter historicista, con estilo clásico. En su interior sorprende la monumentalidad del espacio central de múltiple altura, combinado con una impresionante riqueza de detalles y materiales en trabajos artesanales de piedra, herrería y carpintería.

Todo el exterior del edificio (columnas, escalinata, veredas, zócalos, pilastras y muros) se trabajó en granito gris como único material, sugiriendo que está tallado en un solo bloque. El resultado es un edificio moderno, dotado de las instalaciones más sofisticadas de la época: seguridad del tesoro con rayos infrarrojos, aire acondicionado central, ascensores de alta velocidad y nivelación automática, sensores térmicos para prevenir incendios, etc.

Hacia 1950 se realizaron trabajos de ampliación y de ordenamiento, con la demolición de edificios cercanos para privilegiar su perspectiva, logrando exacerbar sus rasgos de gran tamaño, solidez, sobriedad y pesadez.

Debido a su emplazamiento, cercano a la rambla portuaria, el edificio constituye un hito referencial de la Ciudad Vieja y de toda la ciudad, y fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1975.

En 2010 se le agregaron dos volúmenes vidriados sobre la caja de escaleras y ascensores posteriores del edificio, de un nivel de altura, para su adecuación a normas de seguridad en caso de incendios.