Tras iniciarse su construcción, en 1178 ya se empezó a inclinar. El motivo, unos cimientos muy escasos, apenas 3 m, sobre un suelo inestable como consecuencia de un subsuelo aluvial. Por ello se detuvo la construcción, lo que permitió el asentamiento de los cimientos, y un siglo más tarde se retomó la misma para terminar de levantarla. En lo alto se instalaron 7 campanas.

Desde entonces, la Torre de Pisa se ha estado inclinando a un ritmo de 2 a 3 mm anuales. Esto llevó a que en 1990 se cerrara su acceso al público por existir un verdadero peligro de colapso. Desde su cierre se hicieron diversos trabajos para cimentar mejor la torre, además de tratar de enderezarla con un sistema de contrapesos. Finalmente, cuando se volvió a abrir al público en junio de 2011, se anunció que la torre se había enderezado 40 cm. Si tienes interés en subir son casi 300 escalones muy relajados y para nada claustrofóbicos. Al subir iras notando que hay partes que pareces subir y otras bajar debido a la inclinación de la torre.