Es tan famosa como Machu Picchu y es uno de los símbolos de la ciudad de Cusco. Está hecha de diorita verde, una piedra muy usada en las construcciones incas. Sus características son de una altísima perfección: su inmensa estructura poligonal (se estima que pesa aproximadamente 6 toneladas) de 12 ángulos encaja perfectamente con las piedras que la rodean. A pesar de que en el mismo lugar se encuentran piedras de 13 y 14 ángulos, éstas no poseen la perfección de su hermana famosa. Los expertos estiman que, si se retirara esta piedra, se vendría abajo toda la construcción donde está ubicada (el actual Palacio Arzobispal). Es un atractivo considerado Patrimonio Cultural de la Nación del Perú y no está permitido tocarla.