Es un vistoso y bien logrado edificio, que constituye uno de los mejores ejemplos del estilo neocolonial. Fue inaugurado en 1924 y es una verdadera joya de arte.

El primer nivel del palacio es un museo que ostenta una rica colección de arte virreinal religioso, traída de diferentes conventos e iglesias. El segundo piso es un espectacular paseo por los diferentes espacios que componen la casa arzobispal: el comedor, la capilla y la misma oficina arzobispal.