Sin dudas es la más pequeña de las tres, con apenas unos 20 metros de ancho, pero no por eso debe pasar desapercibida ya que uno de los paseos más bonitos que pueden hacerse en el Niagara ocurren a los pies de esta caída: la aventura Cave of the Winds. Una experiencia de la que saldrás empapado al pararte literalmente a unos pocos metros de donde rompen los miles de litros de agua que entrega esta cascada.