Cuando visites su interior, comprobarás que no tiene la ampulosa decoración del Baptisterio de Florencia, aunque sus dimensiones son realmente enormes. En él sólo verás la pila bautismal en el centro de la planta de edificio, de 1246, y un púlpito esculpido por Nicolás Pisano en 1260. Es aconsejable subir a la 2º planta del Baptisterio, desde donde tendrás unas excelentes vistas de la plaza de los Milagros, con la fachada del Duomo en primer plano.