Para ingresar a la Colonia Carlos Pellegrini se debe atravesar la laguna Iberá, a través de un angosto puente de madera, para llegar al pueblo de Carlos Pellegrini. El Puente Bailey, instalado en la década de 1970, permitió el acceso al pueblo desde tierra firme, porque antes sólo podía hacerse mediante una pequeña balsa; la misma actualmente se encuentra semihundida en el antiguo embarcadero, como un testimonio vivo de aquellas épocas.

El cruce del Puente Bailey es toda una aventura, porque el puente es de acero con durmientes sueltos sobre la estructura que, al pisarlos, suenan como las teclas de un piano, lo que hace un ruido tremendo para darle un poco más de adrenalina al viaje.