Ubicada en el límite entre la Ciudad Vieja y el Centro, es uno de los íconos de la ciudad. Su creación data del siglo XIX, cuando se decidió demoler la muralla que rodeaba Montevideo para expandir la ciudad, para lo cual se planteó un diseño rectangular de grandes dimensiones, inspirado en las plazas francesas.

Las zonas ajardinadas de la plaza tienen lindas fuentes que dan vida al lugar y amplios senderos con bancos donde los visitantes se sientan a contemplar el panorama de la ciudad. La actividad en la plaza es intensa durante todos los días del año, tanto de día como de noche, ya que es el pasaje entre el casco antiguo y la parte nueva de la ciudad.

El eje transversal de la plaza desemboca en las calles que conducen a la Rambla Sur y a la Aduana, que también pueden divisarse desde la plaza.