Uno de los senderos de la plaza se une con la calle peatonal, generando así un punto de reunión y participación entre lugareños y visitantes. Allí es posible sentarse alrededor de algún fogón para una guitarreada, comprar artesanías, compartir alguna picada en la cervecería o aprovechar la sombra de las pérgolas mientras se escucha el canto de tantos pájaros y se observan un montón de mariposas tornasoladas entre las flores.