La zona agrícola es una de las más importantes y justifica la existencia de Machu Picchu como un centro de estudio y aclimatación de plantas que entraban y salían de la selva, donde se domesticaron una gran cantidad de especies.

Este sector, con más de 40 andenes, está pegado al foso seco. Los andenes denominados pata pata (en quechua, terrazas escalonadas) trepaban los cerros y las montañas, no sólo creando espacios de tierra fértil, sino que también combatían la erosión de la tierra, permitían un drenaje eficaz, lograban un máximo aprovechamiento del agua y retenían la fertilidad del área bajando los elementos y minerales de un nivel a otro, acumulándose en el suelo el humus necesario de un andén a otro.

También se observan andenes orientados hacia el poniente, en la zona del sendero que va hacia el Puente del Inca, cortos y de poca altura. Se cree que éstos fueron principalmente muros de contención.